Helena Producciones* Quiénes son Helena* CV *

Edinson Quiñones

MY BUENA AVENTURA

 

 

 

Siguiendo rutas comunes de tráfico colombianas, mi proyecto consistía en cargar unos cuantos  gramos de cocaína desde la Ciudad Blanca (Popayán) hasta la Sucursal del Cielo (Cali). Luego de un recorrido de dos horas, el primer punto de encuentro fue el Hotel La Luna, que conserva aún la estética de los años setenta. Pasados dos días de convivencia empecé a generar ciertas amistades  por afinidades, pero más que todo por trabajo. Después de un trago en un bar de luces rojas, grandes sofás de paño y de espacios distribuidos en cucuruchos de manera laberíntica y en medio de los pasillos con cortinas corredizas de madera, ambientados con música romántica y escenificados con un afiche del maestro de la salsa Héctor Lavoe, en ese espacio íntimo que solo podría ser habitado por dos personajes, en compañía de unos parceros y cucuruchos alcahuetes, se dio un encuentro íntimo con blanquita y escamosa. Allí empezó una buena aventura. Luego visitamos un sitio clandestino, con una estética sórdida, llamado Donde Fabio, o algo así; nos recogió una Land Rover de color gris azulado descapotada con una conductora ebria que minutos antes se había negado a entregar las llaves y como era de esperarse en semejante estado, se llevó una valla de policía de frente. En medio del desespero y el pánico de los pasajeros por la persecución, que al parecer era por un fantasma, cada cosa la iba yo resgistrando tranquilamente en una narrativa fotográfica de pequeños recorridos, en los que me iba encontrando con gringas, una cubana, una peruana, unos ecuatorianos, un niche angolano y unos parceros colombianos en escenarios de paisajes tropicales.

En las bolsas de sello fácil de un centímetro que son utilizadas para empacar dosis de medio gramo no había cocaína sino fotografías de mi cotidianidad. Por el margen de la pared de mi cuarto estaban montadas doce fotografías de 16 cm x 17cm con imágenes varias; una pintura de ba-llena, ¿de qué?; un submarino de coco, una imagen de los residuos de una bolsa escaneada de cocaína, dos bolsas blancas con dos cintas negras fotografiadas e impresas. El colchón de la cama se convirtió en el soporte de 100 fotografías de 1 cm, sujetadas cada una por cuatro alfileres. Un MP4  desarmado, que dejaba ver los circuitos, con pantalla, donde se transmitían imágenes barridas de paisajes escamosos definidos artificialmente con pequeños muñecos de maqueta de arquitectura. Esto conformaba una gran instalación compuesta de ochocientas fotografías embolsadas y de varios objetos encontrados, una diapositiva del croquis de Buenaventura y un dibujo del mismo con glucosa de azúcar hecho por amigas cebadas. Un televisor en la sala del dormitorio transmitía un video de unos parceros cantando hip hop.

Edinson Quiñones

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