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Ana Olema Hernández

Leviatán / La Mente del Líder Perfecto

 

 

 

Leviatán/La Mente del Líder Perfecto es un programa de lavado de cerebro estructurado con la técnica PNL (Programación Neurolingüística) cuyo fin es crear un sistema de resistencia a partir de la fabricación de líderes alternativos. Al mismo tiempo, el Leviatán se autodefine como un movimiento, ya que estructura dogmas específicos que reúnen a activistas políticos del mundo entero, que se agrupan en El Primer Despertar. Esta obra postula que el cambio de mentalidad política es el único cambio verdadero que puede existir. Utiliza la técnica de la reprogramación mental como un vuelco, como algo que los sistemas usan para dominar a los sujetos y convertirlos en un arma letal. El Programa fue creado con la colaboración de un especialista colombiano en reprogramación PNL. Se llama Leviatán ya que se refiere al monstruo bíblico que todos temen despertar, para nosotros, la conciencia civil. El Programa es totalmente funcional, y su puesta en práctica de modo sistemático puede tener efectos radicales. Las bases del programa que definen “la mente” del líder político perfecto tomaron los perfiles de diferentes documentos de las sociedades ideales y los líderes que la representaban (Utopía, La República, El Capital, la Biblia, Lemuria). Todos estos elementos se agrupan en lo que es en sí misma una utopía: que con este programa lograremos crear a las personas que van a cambiar el destino de la humanidad.

Como siempre, trabajando a partir de lo absurdo y lo razonable, lo imposible, las locuras y el idealismo, he montado todo un movimiento de resistencia cívica que al mismo tiempo detona las más inesperadas controversias en zonas de conflicto.

Mi estrategia con esta obra es la creación del producto PNL en audio-CD y en video de subprogramación visual; por otro lado pretendo desarrollar mi trabajo con grupos de activistas políticos. Es decir Leviatán se convierte en sí mismo en una ideología. También exploro diferentes escenas políticas, voy a lugares, visito y comprometo a activistas, levanto micromovimientos. Hago propaganda, y demostraciones de uso, hago capacitaciones. Con esto se generan discusiones civiles y políticas muy profundas. Todo un movimiento.

La experiencia durante el Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra fue el primer experimento del Programa en esta zona del Pacífico colombiano. De por sí Colombia es una zona de conflicto, por tanto fue un excelente escenario para lanzar el Programa. En un proceso de perfeccionamiento, durante el taller se pudo comprobar su verdadera eficacia y también los errores que en la aplicación podían generarse. Por ser un proceso vivo logra crear nuevas estrategias para un mayor impacto en el tejido social que se desea explorar. Juanchaco permitió la estructuración real del Proyecto, que se solidificará en las próximas clínicas de Leviatán que se logre conformar. En ese lugar donde los líderes comunales, las comunidades indígenas y afrocolombianas, la iglesia evangélica y católica, los militares se disputan el poder político Leviatán lograba aflorar contradicciones de suma relevancia. Más al saber que detrás de cada ciudadano hay todo un universo ideológico compuesto por el impacto del narcotráfico, la guerrilla fracasada, la paz virtual, la seguridad nacional, las familias en acción y el fanatismo uribista provocado por la monocirculación de la información, que se sustenta en un solo canal televisivo: RCN. Con una cercanía al Chocó, donde cualquier cosa puede ocurrir, con una base militar que separa dos comunidades que comenzaron a existir apenas en los años cincuenta, el Leviatán despertaba. Todo eso se asomaba detrás de las olas fieras del mar Pacífico.

Comenzamos un estudio de los intereses políticos de cada uno de los grupos sociales invitados a integrarse al proceso. Algo distinto, pues contrario a lo que la Escuela de Saberes propone usualmente, enfocado a las manualidades, esta vez se les proponía un entrenamiento mental, el diálogo, la tolerancia y la confrontación: la política del desacuerdo y la contestación. La mayoría de los líderes que se acogieron al Programa eran líderes de resistencia y cambio, y hasta cierto punto, beligerantes en la misma comunidad. Realizamos sesiones de exploración y de contacto con la comunidad y sus líderes; luego comenzamos a ensayar procesos sobre la construcción de la ideología y el diseño de la mente del Líder político que deseaban fabricar. Concluimos con pequeños entrenamientos de reprogramación y de auto-reprogramación con el especialista en PNL invitado.

El proceso causó el repudio por parte de las iglesias evangélica y católica que nos acusaron de estar formando un movimiento político satánico, y conminaron al pueblo para que se apartara de la reprogramación, todo ello sustentado en el polémico nombre del Programa. Un interrogatorio con la Armada y el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) mostró su concepción del programa: “yo quería que las personas hicieran lo que yo quisiera”, ello podría ser porque en el folleto de iniciación se menciona la palabra “comunismo” con que me refiero al utópico orden social planteado por el archiconocido Carlos Marx, porque quien lo firma –o sea yo- es de Cuba y porque en esos días “Raul Castro hizo declaraciones sobre su posible participación en la guerra si Venezuela y Colombia estallan en un problema bélico definitivo”. Pero la verdad se debía a que ellos aplican en sus entrenamiento el PNL y saben el poder de esta herramienta mental. Una vez más comprobaba mi tesis sobre la paradójica dualidad a la que el ser humano debe batirse en lo cotidiano entre su “ser individual” y su “animal político”.

Todas estas minas que detonaron son parte del Leviatán. Una forma quizás inusual de trabajar en la comunidad, pero que se enfoca en el criterio de que el trabajo con las personas no debe ser  del  artista hacia ellos, sino de ellos y para ellos.

Lo pedagógico como elemento celular del cambio no debe ser pasivo sino de inclusión, y lograr involucrar al sujeto participante. Eso se consigue con el efecto espejo, es decir, que el sujeto se logra ver en todas sus dimensiones: las positivas y las no tanto. Este tipo de obra logra medirse por su repercusión en la comunidad en que se inserta, y podemos decir que desde ya el Leviatán es un mito del Pacífico. No en vano los niños me hacían rondillas infantiles al yo pasar por las calles de Ladrilleros y el taxidermista cerraba la ventana.

Ana Olema Hernández

Ana Olema Herandez

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