Ana María Millán
A mitad de camino
Juanchaco y Ladrilleros son dos poblaciones en el Pacífico colombiano que están, una de otra, a media hora caminando y, más o menos, a cinco minutos en moto. El transporte más común es la mototaxi que es una moto conducida, siempre, por un chico al cual uno puede parar con la mano a manera de un taxi corriente. El recorrido normal cuesta dos mil pesos equivalentes a un euro.
Como una de las organizadoras de esta convivencia de artistas, la actividad más frecuente durante las dos semanas fue el recorrido Juanchaco - Ladrilleros/Ladrilleros-Juanchaco en estas mototaxis, con el fin de satisfacer las necesidades de los artistas y las mías propias, entre las que estuvieron la búsqueda de una impresora, la compra del mercado para las recetas internacionales para compartir con la comunidad local y el transporte de material para las diferentes clases de talleres que hubo. Es relativamente fácil hacer producción en un país subdesarrollado como Colombia donde la mano de obra y el transporte son baratos, especialmente en este tipo de poblaciones que son pequeñas y uno no está arriesgado a que lo roben, como sí ocurre en una ciudad grande. En el formato workshop se visualiza esta línea de producción-exportación muy típica. Hay otras cosas también, entre ellas algunas que se quedan y que, además de difíciles de exportar, son difíciles de nombrar.
Cada día era una dicha recorrer en moto la única vía entre las dos poblaciones desde la que se veían la pista militar, los árboles y el mar. Dejando atrás sentimientos de culpabilidad era bueno disfrutar la compañía mutua y pasear un rato. Es útil parar a mitad de camino.
Como la canción del grupo puertorriqueño Menudo, Súbete a mi moto*, del álbum Quiero Ser(1981), pero al revés, de las mejores cosas del día era poder darme una vuelta.
Ana María Millán
* Súbete a mi moto
(Menudo)
Paso día y noche
corriendo por ti
en mi moto doy mil vueltas
a tu casa, buscando ser feliz
y hago mil piruetas
por llamar tu atención
y del ruido
los vecinos y tu padres
ya no pueden vivir.
Súbete a mi moto,
nunca haz conocido
un amor tan veloz.
Súbete a mi moto
ella guardará
el secreto de dos
de los dos.
Siempre inmaculada
la llevo por ti
tanque lleno
si decides cual gaviota
volar tras de mi.
Tanto que he soñado
tenerte junto a mí
ya no hay freno
que detenga este amor
que siento por ti.
Súbete a mi moto,
nunca haz conocido
un amor tan veloz.
Súbete a mi moto,
ella guardará
el secreto de dos
de los dos.