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Videos del Taller, Juanchaco, Ladrilleros y La Barra

 

TALLER JUANCHACO, LADRILLEROS Y LA BARRA

Catástrofe, proteccionismo y explotación.
O eso mismo pero en otro orden.

Por Wilson Díaz, Ana María Millán, Claudia Patricia Sarria-Macías

El 7 de agosto de cada año se conmemora  en Colombia  la batalla de Boyacá, acontecida en 1819,  y que fue definitiva para  la campaña libertadora liderada por Simón Bolívar desde Venezuela.  El 7 de agosto es también la fecha en que los presidentes colombianos inician su mandato en este país. Mientras se escribía este texto Álvaro Uribe Vélez, después de ocho  años[1] en el poder, le entregaba su cargo al economista Juan Manuel Santos, miembro de una poderosa familia que dirige El Tiempo diario de su propiedad y uno de los de circulación nacional más importantes del país.

En 1956, en  la madrugada del 7 de agosto, la ciudad de Cali, en ese momento de unos 240.000 habitantes, sufre una hecatombe. Siete camiones pertenecientes al ejército nacional[2] cargados con cuarenta y dos toneladas de dinamita hacen explosión en el corazón de la ciudad. Desaparecen los edificios del batallón Codazzi y la policía militar de la Tercera Brigada, ocho manzanas de un populoso sector residencial y comercial  aproximadamente entre la calle Treinta y la calle Veintidós y la carrera Primera y la carrera Séptima, que hasta los años cuarenta  fueron el centro de Cali, quince manzanas más son dañadas por la explosión.

De las emblemáticas palmeras de la ciudad ubicadas en el sector no quedan sino largos palos humeantes.  En la madrugada del cielo caleño cae un polvo rojo, polvo de ladrillo de los edificios y las casas de material que volaron por el aire. A través de los medios de comunicación se habla de mil trescientos muertos y más de cuatro mil heridos. La versión oficial de la Presidencia de la República en la tarde de ese aciago día es que hubo sabotaje político.[3]  La versión sobre el hecho más presente en la memoria colectiva es que se manipulaban proyectiles para las salvas de la fiesta patria del 7 de agosto y que hubo un accidente.

La tarde del 7 de agosto de 1956 por la televisora nacional se realiza el primer Teletón de la historia de Colombia. Los bogotanos desfilan por la televisión ayudando con dinero y entregando en especies a SENDAS (Secretaría Nacional de Asistencia Social) y a la Cruz Roja.

Muchas iniciativas en esta dirección, nacionales e internacionales, logran recaudar para los damnificados importantes donaciones y provisiones.

Según la historia oficial, la explosión en Cali y sus interpretaciones influyen para que el presidente de Colombia en ese momento, el General Gustavo Rojas Pinilla, deponga el poder en 1957 y se asile protegido por un dictador centroamericano[4].

El ambiente de solidaridad que genera la catástrofe de 1956 hace posible que el gobierno nacional  decrete y ordene el Plan de Vivienda, en el cual se destina un plan de inversión, una suma no inferior a diez millones de pesos, en la construcción de un barrio de casas prefabricadas para los damnificados de Cali: el barrio prefabricado, en algún momento denominado despectivamente barrio de lata.

El lote es vendido por los hermanos Martínez Magaña al Instituto de Crédito Territorial y allí se construye el barrio Aguablanca, que no hay que confundir, como normalmente sucede, con el mentado Distrito de Aguablanca. El barrio es más pequeño, de veintitres hectáreas subdividas en veinticinco manzanas, dos de ellas de zona verde o parques. Rafael López Uribe es el arquitecto que asume el contrato para la construcción de ciento cincuenta y siete casas prefabricadas. Otros dos sectores son construidos por los arquitectos Juan Osorio y los socios López Aldana. Se completan cuatrocientas sesenta y ocho casas de aluminio que se soportan por su peso, sin mucho anclaje al piso. Años después volaron de allí no porque las alzó un tornado o una explosión, sino porque eran muy fáciles de desarmar y llevar. En la zona también se construyeron casas de ladrillo, lo que incrementó a cuatrocientas cincuenta y siete viviendas, gracias a dineros nacionales e internacionales. Así, los damnificados adquieren una casa titulada por donación gratuita.[5]

 

“Esa explosión de 1956 fue una cosa terrible. Las casas que habían entre la Veintiséis y la Veinticinco,[6] eso lo voló la explosión. Se dice que siete camiones que habían traído cargados de pólvora desde Ecuador iban por aquí. Los estacionaron frente a la estación del ferrocarril.  Eso fue a la una de la mañana. Uno no podía mirar hacia el cielo porque le caía a uno una cantidad de cenizas en los ojos: tremendo el alarido de las sirenas. La energía se fue. En plena oscuridad la gente corría de un lado para otro. Entonces, se daban cuenta por las noticias de la radio que la explosión había sido en la Veinticinco entre Primera y Tercera. En ese sector habían muchos bares, pues allí quedaba la zona de tolerancia. Eso fue completamente atroz. Muchos amigos y vecinos que se habían ido a recrear por ahí, por ejemplo, tres compañeros con los que jugaba futbol, allí cayeron porque se fueron a trasnocharse ese siete de agosto. Estas casas fueron donadas por el gobierno. Este barrio se llama Aguablanca. Era uno de los últimos barrios que había en este sector. Casas de aluminio con un buen terreno. Los damnificados tuvieron la oportunidad de disfrutar de esta protección porque habían quedado sin nada. También tenemos el caso del Edificio Venezolano, que fue donado por el gobierno de Venezuela. Allí le tocó un apartamento a un tío de la señora mía. Él trabajaba en el ferrocarril y fue uno de los damnificados del siete de agosto. Eso es un aliciente para las personas, porque quedar uno sin casa, sin enseres de alcoba, ni de sala, con todo desaparecido, es muy duro. Fue una de las cosas maravillosas que ha hecho el gobierno: donar estas casas. Ha transcurrido mucho tiempo y por ahí ha de haber uno que otro que desde ese tiempo todavía vive en ese lugar, aunque la mayoría ha vendido y ha edificado casas modernas de dos, tres y cuatro pisos. La gente compraba el lote y tenía la casita esa y después, con el tiempo, quitaba la casa de aluminio y comenzaba a construir en ladrillo, y por eso ya se ve este barrio más ordenado en este sistema moderno. Las casitas de aluminio las vendieron para las fincas; por ejemplo, tengo unos amigos que tienen una casita de estas allá en Dapa;[7] y así en varios lugares las desarmaron y se las llevaron para tener estas viviendas en el campo. Estas casas no parecen de aquí. En ese tiempo no se conocían las casas de aluminio. Se conocían las casas de lata, de láminas de zinc; pero este aluminio es una cosa maravillosa, y aún vemos que mucha gente todavía conserva sus casitas. Así que es lo poco que le puedo yo narrar de cómo surgió este barrio y cuáles fueron las consecuencias. Hoy en día muchas personas se prepararon. Se criaron aquí médicos y doctores, que hoy son personas de gran peso y viven en otros lugares. Vendieron sus ranchos y se fueron para otros sectores más cómodos”.[8]

“Yo nací en este barrio. Nací en esta casa. Tengo cuarenta y seis años y, pues el barrio ha ido progresando. Al principio tenía las calles destapadas. Las casas eran todas de material de aluminio, cuyo material lo donó el gobierno holandés o el gobierno alemán. ¡Qué bueno! Eso no se sabe cuál de los dos fue, pero esa fue una buena donación que hicieron para los damnificados. Más de un propietario ha decido vender medio terreno para solventar su sistema económico, porque estas casas para cambiarlas hay que tener es platica, porque son grandes; tienen una medida aproximada de trescientos metros cuadrados, que son veinticinco metros de fondo por once de ancho. Se vino a ver el progreso del barrio desde los Juegos Panamericanos para acá, hace unos cuarenta años, cuando se empezaron a desaparecer las casas de lata porque la mayoría de gente empezó a construir. Porque, como ya le dije, han tomado la determinación de vender medio lote para construir su otro medio lote, porque esa es la manera; o si no, pues si hay solvencia, puede construir todo su terreno y sale una casa muy grande que puede ser envidiable para cualquiera. Las casas que vendieron se las han llevado para el campo para armarlas allá y las venden a buen precio porque sirven para instalarlas como viviendas en cualquier sitio. La mera casa, la lámina, se puede vender en seis millones de pesos, aproximadamente. Yo he visto desarmar muchas casas. Cuando han vendido, uno pilla cómo las desarman. Uno mismo puede hacerlo. Cualquiera lo puede hacer. Para explicarle mejor, cuando hicieron esta casa echaron un piso, un mortero bien nivelado y las casas prácticamente vienen es ahí sobrepuestas y aseguradas. En unas partes solo viene con puntillas, porque estas casas no tienen anclajes, y a pesar de que a veces hay fuertes vientos y es para que se levanten, no, no pasa nada; son estables. Cuando llega la época de invierno es muy buena. Por ejemplo, cuando llueve es muy sabroso dormir por la noche porque el caer de las gotas se escucha y ese ruido lo arrulla a uno y dan ganas de echarse la otra cobija. Yo pasé la niñez y aquí me crié, cuando todo esto era sin pavimentar, todo destapado. Lo vinieron a pavimentar fue después de los Juegos Panamericanos, cuando construyeron esta avenida, la Simón Bolívar y, como le dije, más de uno empezó a vender su media casa o a vender toda su casa y se fueron para otros barrios. Yo no había nacido en ese tiempo de la explosión y no sé por qué a unos los ubicaron acá y a otros en el Edificio Venezolano. Pero yo le digo una cosa: creo que salió ganando la gente que cogió estos lotes, porque es muy diferente vivir en un apartamento a vivir en una casa, aunque dicen que los del Venezolano también muchos vendieron los apartamentos y llegaron otros y los remodelaron, pero dicen que también es muy bueno vivir allá. Nosotros tenemos unos amigos en el Edificio Venezolano y hace más de veinte años que no nos vemos las caras. Ni ellos volvieron acá, ni nosotros tampoco allá”.[9]

 

El presidente venezolano de la época en la que sucedió la explosión en Cali,  Andrés Pérez Jiménez, generosamente ofrece la construcción de un gran edificio de apartamentos para los damnificados y envía personal técnico desde Venezuela con este fin. Así se plantea y construye la Unidad Residencial República de Venezuela, o Edificio Venezolano, como se le conoce popularmente, ubicado en el barrio La Flora, en la Avenida Sexta A Norte, bajo el número 33-06. Las treinta y cinco plazas donde se encuentra este edificio fueron donadas por la familia del ciudadano venezolano Adolfo Bueno Madrid. Paradójicamente, este edificio era parte de un condominio del barrio Veintitrés de Enero en el oeste de Caracas en Venezuela. Se dice en el sector que el octavo bloque de este complejo fue donado durante la dictadura de Pérez Jiménez.[10]

 

“Nosotros fuimos una de las familias que escogieron para vivir aquí. Desde hace cincuenta y dos años vivo aquí con mi familia. Mis dos hermanas se casaron aquí en la iglesia, y estamos aquí en el Edificio Venezolano porque fuimos escogidas según la educación, como habíamos vivido siempre. Nosotros no fuimos nunca ricos, pero tampoco nos faltó nada. Nosotros vivíamos al lado del Porvenir,[11] en el barrio Jorge Isaacs. Allá nos fueron a ver cómo habíamos vivido. El estallido de esos aparatos nos dañó los muebles, pero de mi familia no murió nadie.

>>Mi mamá fue y habló con una política, con Merceditas, que era muy amiga de mi mamá, y mi mamá le dijo: “Yo vengo a hablar contigo porque francamente yo a mis hijos no los puedo meter por allá”, entonces ella le preguntó. “¿Y dónde te dieron?”, y le dijo mi mamá: “Pues me dijeron que en Aguablanca, que fuera a escoger una de las casas de lata”. Y mi mamá le dijo también: “Me haces el favor y me das en una parte buena, por ejemplo en el Edificio Venezolano, que ya lo están terminando”.

>>El edificio ha sido muy fuerte para aguantar terremotos, y los habitantes de los ciento cuarenta apartamentos lo hemos tratado de conservar. Nosotros ahora que estamos arreglando las cañerías, es que nos damos cuenta de lo bien construido que está”.[12]

 

Durante 2006 Helena Producciones recibe de la red internacional inglesa Triangle Art Trust (ahora Triangle Network) la propuesta de manejar un formato genérico de convivencia de artistas en un sitio rural del país correspondiente, en este caso, Colombia. Este formato ya había sido aplicado en diferentes países, entre otros, India, Mozambique y Vietnam, países pertenecientes al hemisferio sur y la mayoría “subdesarrollados”. Los encargados en cada país aplican el formato según su contexto y la dirección de la organización. Después de muchos intentos, como siempre, de consecución de dinero y de tener que postergar, además, por razones de orden público en esta zona, finalmente Helena Producciones tiene el dinero para iniciar este proceso y después de conversaciones decide definitivamente situar el proyecto para esta versión en las playas de Juanchaco, Ladrilleros y La Barra. Con el dinero de la fundación holandesa Prince Claus para la Cultura y el Desarrollo, bajo el abanico institucional de la red Triangle Network y con la articulación con el Ministerio de Cultura de la República de Colombia, más el apoyo del Hotel Turístico La Luna y del Centro Cultural Comfandi en Cali, Helena Producciones empieza en febrero de 2010 a realizar este proyecto, que concluye en la convivencia de artistas en esta zona entre el 15 y el 31 de julio de 2010.

Helena Producciones maneja su programa Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social en el marco de los Laboratorios de Investigación Creación, programa del Ministerio de Cultura de Colombia como la parte pedagógica de lo que sería el Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra. Y comienza las visitas preparatorias en febrero de 2010.

Durante el desarrollo de la primera fase del proyecto Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social en Juanchaco, Ladrilleros y La Barra, proceso que duró varios meses, Helena Producciones decide hospedarse y trabajar en el Hotel Los Acantilados ubicado entre Juanchaco y Ladrilleros. La planta física de este hotel está conformada por varias casas de aluminio cuyos dueños, damnificados de la explosión de 1956, las recibieron como donación y ellas conformaron el barrio Aguablanca en Cali. Esas casas fueron llevadas en los años sesenta junto a varias más a Buenaventura. Por las características del material, se calientan internamente a medida que sube la temperatura, pero también son refrescadas rápidamente por el viento.

Este hotel, con sus estructuras de metal, se encuentra entre una pista aérea de la Armada Nacional y el océano Pacífico, separado de la carretera principal del corregimiento por un buen trecho de lujuriosa vegetación y rodeado por el sonido del mar, el canto de las ranas y los lagartos  y perturbado por el estruendo de los helicópteros. Es un espacio arquitectónico con historia, en un contexto militar y turístico. Un poco como el principio de una película de esas de Vietnam.

 

“Hay gente que viene y dice estas casas de lata… Pero yo les digo estas no son casas de lata, estas son casas de aluminio. Estas casas vienen desde abajo, desde Juanchaco, donde comienza el acantilado, hasta prácticamente este sitio donde terminan este tipo de construcciones. Estas casas fueron donadas por el gobierno canadiense para los damnificados de la explosión de 1956.  Allí ellos construyeron un barrio donde comenzó hoy en día lo que es Aguablanca en Cali. Entonces, por ahí por el año sesenta, las personas que habitaban estas casas en la ciudad fueron mejorando sus viviendas, mejorando su nivel de vida; entonces volvieron a construir en material.  Estas casas ya quedaban libres nuevamente. Entonces vimos la oportunidad de traer este tipo de construcciones hacia acá por lo fácil del trasteo, por lo livianas. En ese entonces el transporte hacia acá era muy complicado, pero aún así se dispuso  traer estas casas, este tipo de material hacia acá, y se construyeron. No solamente fuimos nosotros sino que también fueron los vecinos. Cada cual organizaba su vivienda y la traía. Anteriormente el transporte para acá no era permanente sino que funcionaba en los puentes[13] o para algún tipo de temporadas. Entonces se designaba un barco de cabotaje. En ese entonces estaba el Asturias, estaba el Learzo. Esos eran los barcos que más se conocían y que traían personal hacia acá; entonces uno traía sus remesas. Uno aprovechaba la embarcación para traer cuanto más chécheres tuviera, y se  destinaba un espacio para el transporte de las casas desarmadas y el resto de materiales, como cemento y los tanques de Eternit que se usaban en ese entonces, y la madera para armar los camarotes.  La verdad es que todo esto se hizo a través de mi padre, que fue el gestor de este sitio junto con mis hermanos. Realmente yo en el año cincuenta y siete, en el año sesenta, pues, era muy joven; era un adolescente. Ellos eran personas ya mayores. Entonces ellos eran las personas que estaban al frente del sitio y yo les colaboraba en lo que necesitaban.

>>Como les dije, las casas eran de las personas, de las familias que recibieron las casas como ayuda. Las familias mejoraron su nivel de vida y vendieron estas casas. Aún hoy en día se conservan casas de éstas en Cali, en el sector de Santa Elena. Las casas se compraban en pie y se desarmaban; o muchas de estas casas se compraban desarmadas. Uno primero las limpiaba, se organizaban y se traían. Contrataba uno un camión mediano de cuatro toneladas que fuera Cali - Buenaventura y se traían, junto al resto del trasteo. Esto se hacía individualmente, aunque a veces se unían dos o tres personas que estuvieran interesadas y que andaban buscando el transporte. Se unían para hacer un solo gasto.

>>Estas casas son totalmente desarmables. No tienen problemas. Son láminas de ochenta y cuarenta centímetros de ancho por dos metros, dos y medio y hasta tres metros de largo. Hay varios tipos de medida. Se arman con tornillería de aluminio, aunque aquí la estamos trabajando con tornillería galvanizada, porque es que el aluminio en el techo con la distensión y contracción de la lámina, por los calores, rompe o corta las cabezas de los tornillos; y pues el galvanizado es un poco más duro, aunque a la hora de la verdad no es muy recomendable tampoco el galvanizado, pues el nuestro es muy deficiente y se pica con el clima”.[14]

 

El tema de la propiedad de la tierra es un punto álgido en esta región del país. Reciente a nuestra llegada, la Asamblea Departamental del Valle del Cauca había emitido una ordenanza[15] que favorece la titulación de la tierra en consonancia con los parámetros establecidos en 1966 mediante la ley 55, que reglamentaba el uso de la zona en relación con sus potencialidades turísticas.

La ordenanza deja abiertas las posibilidades de titulación de manera individual y colectiva. Esta circunstancia genera en la población del lugar diversas posiciones y contradicciones con respecto a los alcances que una opción puede tener con respecto a la otra. La titulación individual, por ejemplo, es la opción de titulación que se puede adelantar directamente en este momento y es bien vista por la importante población de colonos que, venidos de varias regiones del país, han establecido sus negocios en la zona; sin embargo, este tipo de titulación ha sido puesta en discusión por la población más numerosa en la región, los raizales afrodescendientes, quienes prefieren la titulación colectiva como una estrategia para proteger el territorio y sus recursos pues hace más difícil vender la tierra según intereses individuales. Esta opción le compete  directamente al Instituto Colombiano de Desarrollo Rural en acuerdo con los concejos comunitarios, y su implementación en la zona se respaldaría en la ley 70 de 1993,[16] que beneficia a las comunidades afrocolombianas representadas en dichos concejos.

Otro actor en la zona es la población indígena nativa de la región, que a pesar de su reconocida resistencia a abrir sus comunidades, paradójicamente intenta, haciendo presencia constante, insertarse en las dinámicas económicas y políticas de las localidades de Juanchaco, Ladrilleros y La Barra. Los indígenas salen de sus resguardos ubicados en la selva para comprar tierras a los afros, como en el sector de Arrastraderos, en Ladrilleros, donde está creciendo un caserío estratégicamente ubicado de la comunidad wounaan. 

Las tres poblaciones cercanas están regidas o influidas, entre otros por organizaciones civiles, como consejos comunitarios, junta de hoteleros y, en el caso de los wounaan,  por cabildos indígenas, además de la iglesia católica y la iglesia evangélica, que tienen una fuerte injerencia en la región. Así mismo está representado el Estado colombiano por la Fuerza Armada Naval del Pacífico, la Policía Nacional, y por el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad). Esto hace muy compleja, en las negociaciones, una situación como la que se desarrolló al ponerse en escena el proyecto de la Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social  con sus componentes Taller de Artistas Juanchaco, Ladrilleros y La Barra y Laboratorio de Investigación - Creación  para el Pacífico Sur IV, en la zona.

Helena Producciones desarrolla proyectos en los cuales a partir de una investigación previa de campo y también de archivo llega a un lugar con unas ideas. Pero ante todo busca descubrir en un sentido amplio el lugar a partir de experiencias directas, con un cierto sentido de aventura que ha caracterizado varios de sus proyectos. Los miembros del colectivo hemos tenido durante nuestra vida personal varias experiencias con estos tres lugares desarrolladas durante unas tres décadas. Atrevidamente esta vez llegamos a desarrollar este proyecto yendo directamente a los actores políticos de las tres comunidades sin pasar por ningún filtro de los acostumbrados en los contextos políticos colombianos, tan viciados por la corrupción, el clientelismo y el CVY (Cómo Voy Yo). Esto propició espacios de negociación directa y difícil que produjeron soluciones y posibilidades. De la mano de un coordinador local se dio inicio al componente pedagógico Laboratorio de Investigación Creación para el Pacífico Sur IV, que no es otra cosa que parte de una nueva edición de la Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social de Helena Producciones, la cual tiene como premisa trabajar a  partir de una investigación en el contexto, con base en dos preguntas: ¿Qué quiere usted aprender y hacer? y ¿Qué quiere usted enseñar? o ¿qué sabe y podría compartir? Estas preguntas dieron inicio a un proceso que se desenvolvió a partir de presentaciones e intercambios de información, desarrollo de ejercicios prácticos, conversaciones y experiencias relacionadas con la cultura local y la vida cotidiana.

Esta experiencia de acercamiento se abrió como un espacio de encuentro para los habitantes de las tres localidades, donde la pelea por el dinero generada a partir de la dependencia del turismo y los turistas ha hecho que los amigos, las familias y los vecinos hayan olvidado el trabajar en grupo y como comunidad, y den preponderancia a un modelo individualista. Asimismo, el turismo amenaza  costumbres de la cultura material.  Es de anotar que el turismo en esta zona  hasta la fecha no es de alto impacto. Se promueve el concepto de turismo ecológico en relación con los recursos naturales y físicos con una modesta infraestructura, que la hace asequible económicamente para los turistas. El desarrollo del lugar parece verse limitado en su crecimiento y posibilidades por los actores que controlan el poder político y social de la zona, pues realmente es muy rica en diversos aspectos, pero esto no parece reflejarse en la economía y los derechos de los lugareños. Otro punto a tener en cuenta es la falta de unidad entre los diversos proyectos de ecología que se formulan para promover y proteger el lugar. Esta debilidad en sus procesos y su contundencia se hace evidente en el deterioro del medio ambiente por la contaminación y mal manejo de basuras de los lugareños, los foráneos y los turistas.

La base sobre la cual se fundamenta un esquema de turismo ecológico aún es  incipiente, y por lo tanto, está en pleno desarrollo y se debate entre la importancia de proteger este lugar y el interés por  la explotación turística. Estas observaciones, entre otras, plantearon las condiciones y esbozaron el contexto para la realización de un taller abierto alrededor de temas propuestos por los asistentes a partir de sus intereses con respecto a su entorno: el trabajo en conjunto, desarrollo de eventos y proyectos, auto apoyo, sostenibilidad, mercado y turismo.

Los dos primeros módulos del Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV se desarrollaron en las instalaciones de la sede principal del colegio de primaria y secundaria que atiende a los niños y jóvenes de toda la zona. La Institución Educativa Juanchaco es una edificación básica  construida en casi dos meses como parte de un convenio de capacitación técnica entre militares colombianos y militares norteamericanos para realizar ejercicios en ingeniería y logística militar en la zona. Estos ejercicios implicaban la construcción conjunta de obras civiles, se resolvió que las que quedaran podrían ser aprovechadas por la comunidad. La construcción del colegio y el puesto de salud para estas localidades hizo parte de las tareas humanitarias realizadas por ciento cincuenta y seis militares norteamericanos  llegados en  helicópteros y buques de carga a las playas de Juanchaco y Bahía Málaga.[17]

En coherencia con el interés de Helena Producciones por la historia de los espacios y su compleja situación con la historia general y los poderes económicos y políticos, este lugar fue propicio para realizar presentaciones y discusiones sobre artesanía, productos típicos, historia local, desarrollo y políticas a partir de lo civil y lo cotidiano. Se evidenció en algunos casos problemáticas del contexto.

“A pesar de que mi campo es la electromecánica, la electrónica, me he dedicado a hacer artesanía en materiales bien autóctonos de aquí de la región, que la representen, que tengan una estrecha relación con este medio, con lo que es el mar, las costas, el folclor. Este trabajo que yo realizo realmente es auténtico. No lo he copiado a nadie; yo no lo había visto. Y muchas personas que conocen bastante de artesanías me aseguran que jamás lo habían visto, que es algo muy auténtico. Por otro lado, es algo que enseña, que es didáctico. Trabajo con el coco, la madera de chonta, que es la coraza de las palmas, y un material que es el guerregue, de la misma palma donde los indígenas sacan su material para hacer el tejido de los jarrones. Con estos materiales realizo algo que me apasiona sobremanera que son las embarcaciones de todos los modelos y de todas las épocas. Hay un modelo de una embarcación muy típica de acá del río San Juan que es una “potra remontada”; una potrica remontada que le montan un motor de 55 caballos. Aquí dicen que son las lanchas de los paracos. Esta se llama “la paraca”, esta es la paraca, sí.

 

>>Tenemos otra lancha muy moderna, muy actual, que lleva motores muy potentes que se están usando para el narcotráfico y son lanchas voladoras más o menos de este modelo. Van tripuladas por dos personas solamente, una persona va amarrada en su silla y sin casco, mientras el otro va piloteando. Esta se llama “la traqueta”.

>>También hago trabajos como esta copa. El cura del pueblo de Ladrilleros toma su vino en una copa construida por mí. Ha gustado muchísimo. Yo soy matemático, yo soy tecnólogo, yo soy dibujante industrial; me gusta leer mucho; yo soy gente de mucha información, mucha enciclopedia, y de allí he sacado muchas ideas. He salido de muchos trabajos que he hecho y por la necesidad le toca a uno venderlas; pero mi intención, mi sueño, es tener un museo en mi casa en donde pueda tener unos cincuenta modelos de embarcaciones de diferentes épocas y culturas”.[18]

 

“Hay una artesanía tradicional hecha con una vena de una planta que se da en el monte, en la selva, que se llama chocolatillo. Muy bonita y antigua, con la que se hacían canastos. Pero nuestros padres eran los que más trabajaban eso; algunas sabemos. Empecé a conocer desde mis abuelas para acá que ellas hacían esos canastos, hacían también los abanicos, hacían como unas esterillas con eso. Entonces desde ahí empecé a ver a mi mamá. Mi mamá también los tejía. Sí, aquí había muchas que lo trabajaban, pero ahora casi no lo están haciendo. Será porque uno elabora las cosas y se quedan ahí; no se les ve una salida. Ni los turistas las compran. De todas formas yo a mis hijas les he enseñado.”[19]

“Voy a hablar un poquito sobre la comida, de las comidas típicas de la región que son las pianguas, los camarones, el arroz con coco, la guagua, el sancocho de pescado. Cada quien cocina diferente, pero la sazón es con coco y hierbas. Para el sancocho de pescado el ñato es lo máximo; el pargo también… Los turistas, la gente que viene de afuera, piden el pargo; aquí se utiliza mucho. Pero para lograr un mejor sancocho toda la comunidad sabe que se usa es el ñato, es más sano, mientras que el pargo dicen que es más irritante, no recomendado cuando tienes heridas, pues es irritante.”[20]

Más adelante el taller se realizó en Juanchaco y en Ladrilleros en varios espacios como los sitios de reuniones del consejo comunitario y el centro recreacional Los Robles, y se logró desarrollar un evento formativo y en desplazamiento en medio de la comunidad.

Este taller a partir de las necesidades planteadas por los asistentes, habitantes de la comunidad, tuvo el acompañamiento de Helena Producciones, cuyos miembros propiciaron conversaciones que hicieron posible revisar y confrontar las historias que se construyen en la población. Así mismo, se desarrollaron varios ejercicios acordes con los temas y requerimientos y se abrió el espacio para que los participantes del taller lo condujeran y compartieran sus saberes.

Los asistentes, en sus bitácoras, construyeron e ilustraron sus propias investigaciones y relatos. Se presentaron los documentos de la Escuela de Esgrima con Machete de Puerto Tejada, un proyecto de escuela libre que referencia el pasado colonial y la problemática situación de explotación de la industria azucarera colombiana con los trabajadores que recolectan la caña. Este proyecto ha sido incluido en varios proyectos de Helena, entre ellos las últimas versiones de la Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social.

También participó en esta ocasión el diseñador industrial y artista Sammy Delgado Escobar, quien actuó en representación del colectivo Konvertible. Sammy desarrolló un prototipo de muebles para vendedores ambulantes, los cuales fueron construidos y usados por los artesanos y otros comerciantes en uno de los eventos importantes de este proyecto: el Coco Show.

El interés hacia la producción como un renglón visible e importante de la Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social de Helena Producciones se vio reflejado, entre otros, en el hecho de montar un taller móvil de producción según las diferentes necesidades de sus participantes (habitantes del lugar y artistas que llegaron en la última etapa del proyecto). Este taller funcionó en varios espacios, como los hoteles, las calles, la playa, etc. Se produjeron moldes para hacer formas en arena, montajes diversos, mesas y otras construcciones en madera; en general se brindaron asesorías y soluciones técnicas diversas. También la organización y los artistas trabajaron en diversos espacios de producción de la comunidad, como una modistería, el aserradero, la carpintería, los talleres de artesanos y otros espacios más.

Como ejercicios finales relacionados con las problemáticas nucleares, se desarrollaron prácticas para diseñar o reformular propagandas gráficas que identificaran los negocios de los participantes, como por ejemplo restaurantes, hoteles, almacenes de variedades, artesanías y sus proyectos de microempresa particular o familiar. Culminó este asunto en la organización, producción y realización de un evento comunitario, festivo y comercial de participación abierta titulado Coco Show, en la calle principal y el salón de reuniones del Consejo Comunitario de Juanchaco. Para este evento los artesanos exhibieron y comercializaron sus productos en el mobiliario múltiple diseñado en el taller y también realizado por el equipo de producción contratado por Helena para el evento. También hubo un espacio para la gastronomía, con delicias de la cocina local y extranjera, y un concierto de la agrupación musical Guascanato, quienes en sus líricas comentaban la historia social y política reciente, principalmente de Ladrilleros, población desde donde trabaja este grupo.

El Coco Show fue un evento formulado según las problemáticas y necesidades planteadas en el taller. Por lo tanto, fue realizado con el propósito de explorar en esos temas mediante un ejercicio acerca de la producción de un evento auto apoyado, sostenible y basado en la solidaridad de todos; con aportes diversos y en especies de todos los participantes e interesados. Todo esto se hizo buscando introducir ese evento en la dinámica de la comunidad para que por su viabilidad, si la misma comunidad así lo decidía, pudiera tener continuidad en nuevas ediciones.

También se imprimieron en una litografía mil ejemplares de una revista, dirigida editorialmente, narrada e ilustrada, en este primer número, por los participantes del taller y moradores de la región con el apoyo de Helena Producciones. La revista presenta las historias de esta región y su fuerte relación con el coco, producto a partir del cual se construye, en términos históricos, económicos y culturales, la identificación de la zona.

Cuando se realizó el Coco Show, los artistas participantes del Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra ya llevaban varios días en la zona y la mayoría ya habían participado acompañando y conduciendo el taller para el grupo de asistentes al Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV. Los artistas llegaron el 17 de Julio de 2010 para dar inicio a la convivencia, que duraría quince días. Para este encuentro cada uno desarrollaría un proyecto individual pero a la vez participaría en esta parte pedagógica enseñando y compartiendo.

El colectivo que se conformó durante el Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra, compuesto por Yonamine (Angola), Samuel Tituaña (Ecuador) y Edinson Quiñones (Colombia), trabajó para el Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV en torno a la fotografía. Se repartieron algunas cámaras fotográficas, y se enseñó y dirigió un tipo de documentación casi publicitaria de piezas de artesanía y otros productos realizados por las personas del Laboratorio. Las fotografías fueron impresas, laminadas, entregadas, exhibidas y discutidas. La artista Alejandra Gutiérrez (Colombia), propietaria de un restaurante en Cali, realizó un taller sobre la comida y la cocina. De manera similar Jennys Fernanda Obando (Colombia) diseñó ejercicios de dibujo basados en los utensilios y espacios de la cocina de los participantes del taller. Ana Olema Hernández (Cuba) decidió iniciar su proyecto Leviatán en el Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV. Se amplió la convocatoria y la participación en esta especie de taller de liderazgo.

Algunos de los artistas del Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra participaron en el  Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV, y presentaron algunos de sus trabajos en el Coco Show. Juan Carlos León (Ecuador) realizó en la calle un evento gastronómico de participación gratuita, en el que preparó el corviche, receta a base de pescado, plátano y maní, típica de su natal Guayaquil, ubicado también sobre el océano Pacífico. Eliana Otta (Perú) presentó una serie de productos entre los que se podían encontrar grabados, vinilos, muñecos, llaveros, ropa etc., que se intercambiaban por los dibujos del mismo objeto realizados por quien lo deseaba. Alejandra Gutiérrez realizó un acercamiento a la chigua por medio de dibujos y frutos encontrados en la región, tema que fue fundamento de su investigación y trabajo en el Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra.

Desde Juanchaco y Bahía Málaga se pueden avistar las ballenas jorobadas, o yubartas que vienen entre julio y octubre de cada año para reproducirse, tener sus ballenatos y para criarlos aquí durante los primeros meses de nacidos. Esta, entre otras maravillas naturales de la zona, hacen de esta región un sitio excepcional en cuanto a riqueza natural. Este es uno de los lugares más lluviosos del planeta; por lo tanto, y a falta de acueducto, la provisión de agua para bañarse y alimentarse está determinada por la lluvia. Aquí la selva y el mar se encuentran, y la riqueza animal y vegetal es exuberante, lo cual obliga a los visitantes a tener cuidado con algunos insectos, reptiles y animales de mar peligrosos para los humanos.

Desde hace unos años ha habido posiciones encontradas respecto a dos intereses muy presentes en la zona y extensamente discutidos por sus habitantes: una es la posibilidad de declarar este lugar Parque Nacional Natural, con las ventajas, responsabilidades y seguramente limitaciones que esto conllevaría; la otra posibilidad, que concentra el interés de los industriales del Valle del Cauca y la nación, es construir en Bahía Málaga uno de los muelles de aguas profundas más importantes de Suramérica. Esto impactaría la economía de la región de manera importante y, por otro lado, afectaría para poner un solo ejemplo, la ruta de migración de las ballenas. En las postrimerías del trámite institucional y político que estas posibilidades contradictorias se jugaban simultáneamente y marcarían el futuro de esta reserva se desarrolló el proyecto de Helena Producciones.

El arribo de los artistas y el inicio del desarrollo de sus propuestas en el Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra fue entusiastamente recibido por la comunidad, pues en ese momento, y a pesar del proceso ya adelantado durante meses por el Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV, fuimos percibidos como un grupo variopinto de turistas nacionales y extranjeros.

Como era de esperarse, y a pesar de los paseos por los ríos en lancha, de las caminatas de día y de noche, de la expectativa por ver las ballenas saltando, de la preocupación por el bronceador, el humectante y la hidratación, del placer de retozar en la piscina del Hotel Turístico La Luna y en la del Hotel Costa Real, de disfrutar de las delicias gastronómicas y los frutos del mar, de las tardes en la playa y algunas noches en El Templo del Ritmo, o simplemente de prepararse para espantar los mosquitos con el jabón No Piquex, al parecer ningún artista quería ser llamado turista, ni ser percibido como tal, y esto dio para enconadas discusiones que terminaban con un chapuzón en la piscina.

Los artistas investigaron y trabajaron de diversas maneras en la comunidad, y empezaron aun antes de llegar. Realizaron exhaustivas investigaciones de campo, visitaron lugares de interés para sus proyectos y propiciaron encuentros y negociaciones con personajes y organizaciones; recopilaron información y productos. Dieron charlas sobre su trabajo, también produjeron con ayuda o sin ella  diversas cosas que luego fueron consumidas, o exhibidas o que fueron parte de otros procesos de producción, como videos o fotografías. Desarrollaron complejos procesos que permitieron realizar, entre otros, eventos y talleres, grabaciones, dibujos, productos comestibles, esculturas, interferencias en la naturaleza. Así mismo para Helena Producciones fue una importante y desbordada experiencia, memorable como viaje exploratorio y de trabajo. Como proyecto ampliado de la Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social, abarcó en su accionar a los artistas del workshop, a los participantes en el laboratorio, a la comunidad y a diferentes instituciones, pues básicamente la Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social es un mecanismo de negociación e intercambio, y esta experiencia hizo posible y también enriqueció este proyecto cuando Helena Producciones mediaba y aplicaba su flexible modelo pedagógico entre un artista y una organización de la comunidad, entre un artista y un sacerdote de la iglesia católica, o entre unos artistas y el DAS. [21]

Según pasaron los días y se evidenciaron los procesos y proyectos de los artistas en el Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra, la situación se complicó para algunos habitantes de la zona, para algunos de los artistas y para la organización, lo cual redundó en una situación compleja para todos los participantes en el proceso, la comunidad y sus autoridades. Después de nuestra “luna de miel” con la comunidad durante el desarrollo del Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV vino al otro día la separación, y es importante señalar, pero también asumir, la capacidad que tiene el arte para problematizar y crear fricción, de dar salidas a las problemáticas y hacer preguntas incómodas.    

El artista Juan Carlos León, de Ecuador, presentó su proyecto INEC, en el cual buscaba censar la población de manera gráfica  y a través de algunas preguntas. Esto era consignado en unos libros que produjo para tal fin. En su proyecto inicial lo haría en una de las tres poblaciones, por presión de los organismos civiles locales que sorpresivamente se manifestaron nacionalistas y xenófobos. Luego de las negociaciones con las juntas de acción comunal entraron en escena la Policía, y las Fuerzas Armadas, pues, además, algunas de las preguntas en el censo incomodaron a la Armada y el proyecto fue visto con sospecha (se llegó a decir en los corrillos que el artista en realidad era un espía) debido a la conflictiva situación del momento entre entes de poder de Colombia y Ecuador. Finalmente, el ámbito del Taller Juanchaco, Ladrilleros y La Barra fue visitado por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). Esta visita también se dio, entre otros motivos, debido al trabajo de la artista cubana Ana Olema Hernández, quien desarrollaba su proyecto Leviatán, básicamente un taller para líderes de las tres comunidades, en que hacía una investigación que daba como resultado formas de representación de un líder, una ideología y su contexto; además, el taller incluyó la participación de un hipnólogo. Este proyecto molestó a la comunidad, a los líderes de la iglesia católica y a una denominación de la evangélica de la región por su título Leviatán y posiblemente por el papel del hipnólogo. Se llegó a afirmar en los púlpitos que debido a que el Leviatán era un monstruo marino,  una secta (los artistas, y los participantes de la comunidad) se había ido a formar a esa región. Así mismo, por usar técnicas del llamado lavado de cerebro este proyecto no fue del agrado de las autoridades militares. Además los recorridos del colectivo conformado por Yonamine, Samuel Tituaña y Edinson Quiñones causaron inquietud en la comunidad, que se preguntaba qué hacían un angolano (Angola hospedó una guerra de guerrillas), un ecuatoriano y un habitante del sur del país indagando en las zonas más marginales de la región. Y en general se cuestionaba la interferencia e intromisión de cada artista del taller en las comunidades. De la misma forma, Helena Producciones fue tomada como una Organización No Gubernamental y, por lo tanto, vista con sospecha básicamente por prejuicios relacionados con la forma programática como fueron tergiversadas y atacadas este tipo de organizaciones en los últimos ocho años en Colombia.    

Estos acontecimientos exigieron la celebración de una reunión privada en las instalaciones del hotel, al borde de la piscina, entre el grupo organizador y los artistas, que frente al malentendido y la situación de tensión y desprotección que se percibía, discutieron la posibilidad de viajar a Cali para realizar el Open Day (día en que se presentan al publico local los proyectos). Finalmente, se abandonó esta posibilidad, pues aunque la comunidad y sus autoridades le dieran la espalda al grupo, por la razón que fuera, Helena Producciones y los artistas realizarían el Open Day allí. Esta fue una importante decisión, ya que realizar el Open Day en la localidad fue una experiencia para los artistas, la organización y las comunidades que asistieron a la cita en el Hotel Costa Real y sus alrededores para mirar lo que habían hecho los artistas, eso en lo que habían participado ellos y donde de algún modo se podían ver a sí mismos: los motociclistas que se mueven principalmente entre Juanchaco y Ladrilleros y transportan a todos, propios y visitantes; Tocayo, el personaje más marginal de la región; la bandera que hizo Fluvia la modista y que sale en un video, documento de un evento en La Barra al ritmo de viche, tumbacatre y arrechón;  al teniente comunitario, hablando sobre la comunidad y su importancia en un video; imágenes de la heladería, otros negocios y asuntos dibujados sobre papel. Todo esto y otras cosas con la posibilidad de degustar la receta casi olvidada de envueltos a base de chigua, o la sazón angolana de Yonamine, y hasta el postre de las tres leches del sur del país, en medio de un evento masivo y abierto en un bonito hotel donde usualmente “no entran todos”, pero que con motivo del evento abrió sus puertas e hizo posible un encuentro que fue amable y que representó un buen cierre de los procesos del proyecto.

Pocos días después, ya todos en Cali, o en sus regiones o países de origen, y mientras se continuaba escribiendo este texto, el gobierno colombiano, a menos de cuarenta y ocho horas de la entrada de su nuevo presidente, declaró Parque Nacional Natural y área protegida al parque Uramba Bahía Málaga, lo cual generó en el sector industrial una gran discusión que en estos días sigue vigente; este sector ve frustrada, al menos por ahora,  sus ambiciones de desarrollo. La importancia de este parque radica en la cantidad de especies animales y vegetales que viven allí. Sin duda esta declaratoria hará posible la preservación de los servicios ambientales que ofrece el área para la comunidad local, como la pesca artesanal, la producción de materiales para la realización de productos manufacturados principalmente artesanías y las posibilidades de una optimización del llamado turismo ecológico, un mejoramiento en el manejo de desechos y basuras y así mismo la protección de la diversidad y riqueza cultural de las comunidades ancestrales (indígenas), raizales (afrodescendientes), y por ahí mismo un acercamiento desde otro punto de vista a la relación y comprensión de las comunidades foráneas (colonos) y flotantes (turistas) en la zona.

Hay que tener en cuenta que la diversidad en el área de Bahía Málaga, donde entre otros se encuentran los asentamientos de Juanchaco, Ladrilleros y La Barra, no es sólo biológica; también es política, social y económica, y por lo tanto representa un punto estratégico a través del cual han sido posibles múltiples fenómenos que han afectado y han tenido gran incidencia en el país. Ver este lugar como un espacio simplemente turístico es una visión inocente y desproporcionada de la realidad.

Estos talleres de artistas buscan encontrar un lugar más o menos fijo para afianzarse y desarrollarse en el tiempo. En vista de la actual situación y de que somos también un poco errantes, continuaremos buscando un lugar para nuestro siguiente proyecto, porque al fin y al cabo la casa es liviana y móvil.

 

 

 



[1] Presidencia de Álvaro Uribe Vélez: primer periodo, 2002-2006; segundo periodo, 2006-2010.

[2] Catorce camiones cargados de dinamita venían de Buenaventura e iban hacia Bogotá, siete de ellos se quedaron en Cali la noche del 6 de agosto

[3] César Ayala Diago. La explosión de Cali, agosto 7 de 1956.  Revista Credencial Historia. Bogotá. Septiembre de 1999. Número 117. Y en: www.lablaa.org/lablaavirtual/revistas/credencial/septiembrede1999/117explosion.htm.

[4] Gustavo Rojas Pinilla, militar de alto rango e ingeniero civil, llega al poder por un golpe de Estado contra el conservador Laureano Gómez, el 13 de junio de 1953, día festivo consagrado al Sagrado Corazón. Laureano Gómez era un presidente abatido por la enfermedad, que gobernaba desde su cama de convalecencia. En sus funciones oficiales era remplazado por Roberto Urdaneta Arbeláez, cuando estalló el golpe militar, bien recibido por  la oportunista clase política colombiana, los militares y el pueblo, pues desde 1948 a raíz del asesinato del líder político liberal Jorge Eliécer Gaitán el país sufría el caos de la sangrienta violencia bipartidista (conservador - liberal). Los colombianos escuchan decir por la radio al General Pinilla al asumir el poder: No más sangre, no más depredaciones en nombre de ningún partido político. Paz, justicia y libertad.

>>En su gobierno hubo significativas reformas sociales en beneficio de los sectores más desfavorecidos, lo que impulsó el desarrollo económico, social y educativo: introdujo la televisión e inauguró la televisora nacional con su televisión educativa; creó la Universidad Pedagógica de Colombia, y el Servicio Nacional de Aprendizaje SENA; automatizó la telefonía urbana y rural; despolitizó la policía agregándola al Ministerio de Guerra; construyó el Aeropuerto Internacional El Dorado y dieciocho aeropuertos más; pavimentó la mayor parte de carreteras troncales del país; terminó la represa hidroeléctrica de Lebrija, la nueva refinería de Barrancabermeja, Acerías Paz del Rio, El Hospital Militar, el Centro Administrativo Nacional CAN, el Club Militar y el Observatorio Astronómico, creó el Banco Ganadero, el Banco Cafetero; capitalizó la Caja Agraria; estableció el Instituto de Fomento Tabacalero y el Instituto Nacional de Abastecimiento; creó la Oficina de Rehabilitación y Socorro para colaborar con los damnificados de la violencia. Y la Secretaría Nacional de Asistencia Social. Y entre otros reconoció los derechos políticos de la mujer y su derecho a votar mediante el acto legislativo número 3 de la Asamblea Nacional Constituyente (A.N.A.C), de agosto 25 de 1954.

>>Como buen dictador, Rojas Pinilla también hizo de las suyas. Entre otros desmanes cerró en 1955 los periódicos El Tiempo, El Espectador y El Siglo. Frente a esta situación la casa editorial del periódico El Tiempo estratégicamente publicó su gemelo idéntico el periódico El Intermedio.

Enrique Santos Molano, Treinta y seis mil quinientos días de prensa escrita, Credencial Historia, edición 178 octubre de 2004. http://lablaa.org/blaavirtual/revistas/credencial/octubre2004/prensa.htm

[5] Arturo Rodríguez O. y Gladys Bossio Jiménez. Aguablanca Protagonista. 1984. Historia de los Barrios de Cali. Departamento Administrativo de Promoción Social y Acción Comunal. Sala Valle del Cauca, Biblioteca Departamental de Cali.

[6] Se refiere a la nomenclatura de las calles.

[7] Corregimiento del municipio de Yumbo, en el departamento del Valle del Cauca, Colombia.

[8] Manuel Saa en conversación con Helena Producciones en el barrio Aguablanca de Cali en 2010.

[9] Edinson Rodríguez en conversación con Helena Producciones en el barrio Aguablanca de Cali en 2010.

[10] Patricia Villegas, En Venezuela si hay fuego en el 23, El País Cali, noviembre 13 de 2005.

[11] Una de las plazas de mercado de la ciudad.  

[12] Alicia Ordoñez Correa en conversación con Helena Producciones en el Edificio Venezolano en 2010.

[13] Fines de semana y/o días festivos que coinciden en sucesión.

[14] Efraín Urrea Delgado en conversación con Helena Producciones en Juanchaco en 2010.

[15] “(…) Artículo Primero: Facúltese al Señor Gobernador del Departamento del Valle del Cauca para llevar a cabo el proceso de titulación de predios en los terrenos de Juanchaco, Ladrilleros y La Barra, del Municipio de Buenaventura, Valle, las cuales fueron concedidas por la Nación a través de la Ley 55 de 1966.”  Asamblea Departamental del Valle del Cauca, Ordenanza 302 del 23 de diciembre de 2009. Ver más en: http://www.valledelcauca.gov.co/asamblea/publicaciones.php?id=7633

[16]Objeto y definiciones. Artículo 1. La presente ley tiene por objeto reconocer a las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacífico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva, de conformidad con lo dispuesto en los artículos siguientes. Así mismo, tiene como propósito establecer mecanismos para la protección de la identidad cultural y de los derechos de las comunidades negras de Colombia como grupo étnico, y el fomento de su desarrollo económico y social, con el fin de garantizar que estas comunidades obtengan condiciones reales de igualdad de oportunidades frente al resto de la sociedad colombiana. De acuerdo con lo previsto en el Parágrafo 1o. del artículo transitorio 55 de la Constitución Política, esta ley se aplicará también en las zonas baldías, rurales y ribereñas que han venido siendo ocupadas por comunidades negras que tengan prácticas tradicionales de producción en otras zonas del país y cumplan con los requisitos establecidos en esta ley.” Congreso de Colombia, Ley 70 de agosto 27 de 1993. Ver más en: http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley/1993/ley_0070_1993.html.

[17] Juanchaco a la orilla de la desinformación, El Tiempo, 8 de enero de 1994. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-8962.

[18] Oscar Barandica en el Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV,  Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social de Helena,  Juanchaco, 2010.

[19] Rosalbina Valencia en el Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV,  Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social de Helena, Juanchaco, 2010.

[20] Luz Mary López en el Laboratorio de Investigación - Creación para el Pacífico Sur IV,  Escuela Móvil de Saberes y Práctica Social de Helena, Juanchaco, 2010.

[21] Departamento Administrativo de Seguridad. Organismo Colombiano.