Nini Johanna Bautista
Nini Johana, Nini Johana....
Realizó una acción acompañada de 4 mujeres nacidas todas el mismo año y bautizadas con el mismo nombre: Nini Johanna, nombre dado a partir de una popular reina de belleza. Ellas con cédula de identificación en mano realizaban una acción sobre identificación e historia personal .
Texto escrito por Nini Johanna Bautista
“Descripción: 4 mujeres bautizadas legalmente con el nombre Nini Johana y portando en lugar visible la cédula, irán pasando una a una frente a un espejo para narrar experiencias y asuntos previos a su nacimiento.
La brújula del transcurso de mi proceso personal ha sido orientada a partir de la experiencia propia, de mi identidad, de la concepción de lo físico con relación al espacio a través del lenguaje hablado, de descripciones textuales y narrativas; y de rutas presenciales del cuerpo, el desplazamiento y la observación. Ahora observo como coexisten lo real y la verdad en mi misma y como viven viajando por canales separados; llego a esta conclusión de ver el como existimos siendo “individuos” en el espacio, en donde están presentes tres elementos fundamentales: 1. El Espejo. 2. El Sujeto. 3. El Reflejo del sujeto en el espejo. Partiendo de estos tres elementos lo que realmente subsiste en el espacio, es el reflejo de sujetos que del espejo rebota en el entorno como el cuerpo físico. De aquí surge mi cuestionamiento de cómo poder ser yo, Nini Johanna Bautista Londoño sujeto sin ser reflejo o que el reflejo (el cuerpo) sea el medio para alojar o aflorar presencialmente al sujeto. Entonces la ausencia que reflejamos en el entorno como entes autómatas de nuestras propias rutinas será el canal (mi autopista) para filtrarme y funcionar como sistema. Siendo el “individuo como tal”, el sujeto y en su defecto nos reflejamos cual seres idénticos, homogéneos, o sea la ausencia que reflejamos en el entorno obviándonos como individuos-sujetos, contraponiéndose lo real: (el reflejo) a la verdad:(el sujeto); teniendo al espejo como artífice de nuestro engaño pero como soporte de lo real.
Siendo la palabra el medio que utilizamos para comunicarnos aún no esta al alcance de nosotros concebirnos con nombre absolutamente únicos, a pesar de que existen infinitas combinaciones de letras entre consonantes y vocales, sólo aceptamos lo que ya está predispuesto; nos reconocemos más fácil con palabras que conocemos. El infinito es una posibilidad que aún tememos abordar ya que nuestra manera de juzgar a todo lo que llega como primera impresión ante nosotros lo catalogamos en dos instancias: Lo Bello y lo Feo, y más aún si se trata de un nombre dado a conciencia por los padres al nacer el niño ¿Por qué no podemos llamarnos mesa, mueble, teléfono?, porque son objetos y ya están predeterminados cuando se hicieron o nacieron o más bien se creó uno de los tantos, por ejemplo: teléfonos existentes, el primero. Pero qué sucede cuando todos esos objetos se llaman teléfonos; el primero deja de ser único para volverse universal o múltiple y a pesar de los años de diferencia en ser creado el primero del último, tienen la misma función, con algunas mejoras, sin dejar de ser idénticos.
Pero ¿qué sucede entonces con los seres humanos, somos más complejos y no somos objetos para cumplir funciones predeterminadas e iguales, además tenemos conciencia propia; entonces que hacemos cuando volvemos a llamarnos igual al nombre de una persona ya existente?, cuando nacemos nos estamos estandarizando con la palabra, nos está ocurriendo lo mismo que a los objetos, pertenecemos a subgrupos de nombres iguales. Cuando somos registrados-nombrados al nacer, el gusto de los padres influye en ello primordialmente, ya sea un cantante de preferencia, un escritor, una actriz de admiración o una reina de belleza... Somos estandarizados de acuerdo al ideal obtenido de nuestros padres, y se evidencia en nuestros nombres, predisponiendo conductas determinadas; pero lo Bello y lo Feo en cuanto a los nombres, radica en la fonación (fonética), la vocalización y la sonorización del nombre, aquí no existe una belleza tan visual en la palabra como el color, el olor, la forma, el tamaño, etc. La belleza se posa en la voz del emisor y el oído del que escucha (el receptor), el significado y los significantes, que cada persona le asigna. “Mi nombre”, con el cual me identifico proviene nada más ni nada menos que de uno de esos modelos, del gusto de nuestros padres, de un modelo tan visual y tan estereotipado como lo es el de ser una reina de belleza y además de ello que sea la reina de belleza de un país tan ritual, tradicionalista y tan ensalzador de este evento como en Colombia. Este hecho me resultó muy particular, que el “éxito” de la imagen de esta mujer llamada Nini Johanna Soto se convirtiera en la razón de llamarme Nini Johanna y muchas otras personas quedaran marcadas con este nombre por igual motivo. El ser humano se deja influenciar por la estructura de un modelo que vende su imagen, “personaje” ficticio que manipula al antojo la visión del otro, del destinatario como conciencia de realidad y comercializa con el ideal de Éxito, cual triunfo a merced de “todos” y engaño del mundo de la fama, la televisión; que pretende mediante estas figuras viciar al mundo real a un mundo irreal, con métodos claros y reglas específicas que ignoran la presencia del Ser Humano y desean inventar el “personaje de este humano”.
Mi intención es la de observar directamente ese control inconsciente que hay dentro de cada modelo, para identificar la identidad autónoma y real de nosotras las personas llamadas Nini Johanna...
Pretendo buscar personas semejantes a mí y lo que descubro es que soy parte de una idea generalizada de mi nombre que circunstancialmente pertenezco a un número de personas X que se llaman e identifican (falsamente, inconscientemente) con mi mismo nombre, la verdad es que de pequeños cuando nos identificamos como individuos, o sea se nos empieza a llamar, hablar, a delimitar con ese nombre; al llegar a un entorno social con más congéneres, para poder relacionarnos, comunicarnos, tenemos que hacer uso de ese nombre dado, que inconscientemente hemos asimilado como lo que somos, sin serlo realmente. Y decido convocarlas, conocerles y hacer un acto corporal con todas ellas, las extensiones heterogéneas e individuales de mi propio nombre y al mismo tiempo propio de cada una de ellas.
Al tener un determinado número de personas el mismo nombre hacen parte de un común denominador, acuden a un mismo llamado vocal que las convierte en grupo, o sea un todo que se compone de fuentes o seres con diferente conocimiento y de igual nombre. No significan lo mismo ni son idénticas pero al nombrarse se unifican y la diferencia se vuelve componente, como fichas de un mismo rompecabezas continuándose la una con la otra y así sucesivamente; somos fichas de azar disueltas o puestas en el caos para adquirir conocimientos propios (o sea resultados de experiencias personales, propias) y posteriormente agruparnos, conectarnos unas para con otras.”