Campo de juego
Pablo Mosquera Trujillo
Texto Escrito por Pablo Mosquera Trujillo
Las actuales dinámicas (megatendencias) económicas y políticas de orden mundial, impulsadas desde la escuela de Chicago -o los idiotas sabios- y principalmente por su “célebre” exponente Milton Friedman, quien aseguró que: “Una sociedad que priorice la igualdad por sobre la libertad no obtendrá ninguna de las dos cosas. Una sociedad que priorice la libertad por sobre la igualdad obtendrá un alto grado de ambas”, frase por demás desacertada, con esta pseudo premisa se desarrolló todo un enclave de pensamiento ultra mercantil que exalta el mercado por el mercado, “que supera todo designio humano”, un endiosamiento de dicha variable tal que se plantea la existencia de un -orden espontáneo- mediado exclusivamente por el mercado llamado: Catalaxia (Von Mises, 1927); ello ocurre sin siquiera medir consecuencias ni tener en cuenta algunas fallas o alteraciones del mercado, como lo hicieran sus antecesores Ricardo y Smith; lo anterior viabiliza, da el sustrato de lo que se conoce como Neo – Colonialismo, proceso en el cual: “se ejerce control indirecto por parte de las antiguas potencias sobre sus antiguas colonias… Estos países están sometidos a los dictados culturales, políticos, lingüísticos y especialmente económicos de otro”. Es evidente que la construcción de la hidroeléctrica del Quimbo obedece a este tipo de conceptos, más cuando un alto porcentaje de la inversión es de origen español, posiblemente nos miran como una nueva mina, la de producción de energía, siendo nosotros quienes cargaremos con la destrucción ambiental, desplazamiento, empobrecimiento (sumado a ello, no existe participación dentro del proyecto para con el departamento y/o municipios afectados) además de la venta indiscriminada del río Magdalena y con ello también la pérdida de soberanía sobre el agua.
Enmarcada sobre esta coyuntura surge la obra “Campo de juego”, que se aproxima por medio de connotaciones diversas hacia aquello que se vivencia en el centro del Huila y que tal como lo indica Guillermo Gómez Peña en su texto En defensa del arte del performance: “Nosotros no buscamos respuestas; simplemente hacemos preguntas impertinentes”. De allí que dentro de la acción se encuentren imágenes que conectan los recovecos incesantes de negociaciones ignominiosas, parlanchines ejecutivos bribones, engañosos juegos de rol, oscuras juntas de transacciones que dan en el hueco fiscal de una nación bastante accidentada verbigracia del persistente fenómeno; aleatoria muestra del campeonato mundial de la pobreza, la indigencia y el hambre.
En un territorio donde el total de habitantes en la pobreza es del 46% es preciso replantear múltiples elementos e invitar a la reflexión, al tiempo en que se entienda que esto es un juego creado por la condicionada humanidad en el que por siglos se han presentado dos roles: opresor y oprimido, ambos enajenados por su condición de libertad aparente. Nos queda recurrir a la región donde se puede afirmar que: ““Aquí”, la tradición pesa menos, las reglas pueden romperse, las leyes y las estructuras están en constante cambio, y nadie le presta demasiada atención a las jerarquías o al poder institucional. “Aquí” no hay gobierno ni autoridad visible. “Aquí” el único contrato social que existe es nuestra voluntad para desafiar modelos y dogmas autoritarios, y continuar empujando los límites de la cultura y de la identidad” (Gómez Peña, 2005).
CASTAÑEDA, Juan Alberto. Neoliberalismo: definición conceptual y su impacto en las economías del mundo. Pág. 1. 2006.